sábado, 11 de octubre de 2008

Francisco de miranda


Francisco de Miranda

Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez (Caracas, 28 de marzo de 1750 — San Fernando, Cádiz, 14 de julio de 1816) fue un general venezolano, considerado como precursor de la Emancipación Americana del Imperio Español ; conocido como "El Primer Venezolano Universal", "El Americano más Universal" y con el nombre abreviado de Francisco de Miranda, fue el creador de la idea de Colombia como nación y combatiente destacado en 3 continentes: África, Europa y América.

Viajó durante gran parte de su vida participando en conflictos armados al servicio de diversos países, entre los que destacan 3 Guerras a favor de la democracia:la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa, acontecimiento del que fue protagonista destacado, por lo que le fue otorgado el título de Héroe de la Revolución y las Guerras de Independencia Hispanoamericana.

Aunque fracasó a la hora de poner en práctica sus proyectos, su ideal político perduró en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia y sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la Emancipación como Simón Bolívar y Bernardo O'Higgins.

Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo en París. Su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles; su estatua se encuentra frente a la del General Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.

Infancia y Vida familiar

Los orígenes de Francisco de Miranda fueron relativamente humildes. Su padre, Sebastián de Miranda Ravelo, era originario de la población de La Orotava, en Tenerife, una de las Islas Canarias y posiblemente emigró a Venezuela como consecuencia de la erupción del volcán Teide, el día 31 de diciembre de 1704, que afectó particularmente a dicha población y que después se vio asolada por la presencia de piratas ingleses, conflictos políticos y penurias económicas de las Islas Canarias debidas a la situación colonial.

Sebastián de Miranda, por razones de nacimiento, pertenecía a una categoría social considerada inferior a la de los Blancos Españoles y los Criollos que se denominaba entonces Blancos de Orilla, y por ello trató de demostrar en un juicio real que sus orígenes eran "puros" para así poder obtener mayores privilegios sociales.

Logró llegar a Caracas y establecerse como comerciante de lienzos y, con el tiempo, contrajo matrimonio, el 24 de abril de 1749, en la Iglesia Catedral de Caracas, con una mujer caraqueña llamada Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza y que también era de origen canario y necesariamente blanca, ya que de lo contrario la boda no hubiera aparecido en el registro de matrimonios y sus hijos jamás hubieran podido ir a la Universidad.

El primogénito de nueve hijos/hijas del matrimonio, Sebastián Francisco de Miranda nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas. Sus hermanos se llamaron Ana Antonia, Rosa Agustina, Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa María y Josefa Antonia.

Fué bautizado en la Iglesia Catedral de Caracas, el 5 de abril de 1750, por el Bachiller Tomás Bautista de Melo.

En sus inicios, la familia Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo de colonos canarios llegados a Caracas que en costumbres, trato y nivel formaban un núcleo aparte de los Blancos Criollos, los Españoles y los Pardos; y aunque jurídicamente no estaban discriminados, socialmente no era así.

Con el tiempo, la situación de la familia mejoró notablemente y, Sebastián de Miranda logró hacer fortuna como comerciante en Caracas, llegando a ser propietario de diversos inmuebles en la ciudad.

Ya en aquellos tiempos existían roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad en Venezuela para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas negativas de la presencia de la Compañía Guipuzcoana en la provincia.

En La Orotava, la familia Miranda era considerada gente distinguida e ilustre, a diferencia de Caracas. Buscaban pues allí posición social similar rehaciendo su fortuna mediante el trabajo, y/o llegando a obtener títulos académicos en la Universidad. Así, su padre logró además de hacer fortuna, ser nombrado Capitán del Batallón de Milicias de Blancos de Caracas pero por ser isleño (nativo de Las Islas Canarias) y comerciante su nombramiento produjo un fuerte rechazo de la sociedad Mantuana (Blancos Criollos, descendientes de españoles pero nacidos, como Sebastián Francisco, en territorio americano), reflejo de conflictos sociales latentes , una de las causas de la Independencia.

Había cierta dosis de desprecio de los mantuanos hacia su padre por ser un comerciante, ocupación que a sus ojos lo inhabilitaba para ser Capitán de Milicias.

Educación

Pese al rechazo de los Mantuanos, su padre Sebastián siempre perseveró en su empeño de mejorar la situación de la familia, de modo que además de acumular riquezas y cargos importantes, sus hijos recibieran educación universitaria.

Así, el 10 de enero de 1762, Miranda inició estudios en la Clase de Menores de la Universidad de Caracas bajo la regencia del Dr. Antonio Monserrate, y durante 2 años estudió Latín, los inicios de la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda.

Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios en la Clase de Mayores de la misma Universidad, donde profundiza sus conocimientos de Latín mediante el estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio, completa sus estudios de la Gramática de Nebrija, nociones de Historia sagrada y profana, Religión, Aritmética y Geografía.

Finalmente, realizó el curso de Artes en la Universidad de Caracas estudiando las materias de Lógica, Física y Metafísica para obtener el título de Bachiller con el que se iniciaba estudios en Teología, Jurisprudencia o Medicina. No se sabe de forma fidedigna si Miranda llegó a obtener el título de Médico y sólo se cuenta con su testimonio personal afirmando haberlo recibido en 1767, con 17 años pues, si es que nació en 1750, lo que no parece muy coherente.

Por testimonio personal de Miranda se sabe que algunos de sus maestros fueron los Doctores Domingo Velázquez, Francisco José de Urbina y Gabriel Lindo; todos ellos notables expertos en sus especialidades y con los que sin duda la educación básica de Miranda debió ser de una calidad notable.

Sin embargo, a partir de 1767 se da una interrupción en los estudios de Miranda que posiblemente se vieron afectados por las circunstancias vividas por su padre.

El hecho de que el padre de Miranda, hubiera sido nombrado Capitán de las Milicias de Caracas siendo comerciante isleño era algo que incomodaba a los Mantuanos, pues había alcanzado una distinción social importante, al convertirse en un personaje de cierta influencia. Parece como si, éstos empezaron a crear intrigas para desacreditarle y anularle en la vida pública.

Esto desencadenó una serie de circunstancias en las que después de una sentencia real, el padre de Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le fueron reconocidos pero le crearon una enemistad irreconciliable con los Mantuanos que nunca olvidaron el conflicto ni le perdonaron el desafío, lo que influenció inevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.

Después de la victoria judicial de su padre, las dificultades para desarrollar planes futuros en una sociedad tan limitada como la caraqueña influyeron en que decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España. Embarcó pues el 25 de enero de 1771, desde el puerto de La Guaira, en una fragata sueca denominada Príncipe Federico, para servir en el Real Ejército español.

Primeros Viajes

1771, marca para Miranda el inició un largo periplo alrededor del mundo durante la mayor parte de su vida llevando desde entonces un minucioso registro de su vida con el que confeccionó un archivo personal organizado por él mismo que alcanzó a ser de 63 volúmenes encuadernados, que llevó siempre consigo. Participó en los 3 grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra por la Independencia de los Estados Unidos, Revolución Francesa y Revolución de Independencia Latinoamericana.

Desembarcó en el Puerto de Cádiz 35 días más tarde, el 1 de marzo de 1771, hospedándose en casa del señor José de Añino, quien sería un fiel intermediario entre él y sus parientes para procurarle recursos de subsistencia, adquiriendo la vestimenta necesaria para seguir su viaje entre 1 y el 13 de marzo de 1771, en que partió de Cádiz a Madrid.

Desde entonces madura sus ideas concibiendo la unidad latinoamericana en sus recorridos por el mundo y en su relación con las personalidades más influyentes de la época. Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo en Oceanía y Asia -aunque pensó en traer Cipayos de la India-, recorrió y escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte y América del Sur, Antillas Grandes y Menores. Fue el único hombre que tuvo contacto personal y directo con personalidades tales como George Washington, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, Duque de Wellington, Bernardo O'Higgins, Robert Peel, La Fayette, Antonio José de Sucre , Estanislao II Poniatowski, Potemkin, Cochrane, Samuel Adams y Lavater.

Fué de positivos efectos su relación con personajes latinoamericanos de la categoría de San Martín, Moreno, Montúfar, Alvear, Fray Servando Teresa de Mier, Domingo José Martins, Palacio Fajardo, Roscio, Manuel y Pedro Gual, Hipólito Costa, José Bonifacio, Matías de Irigoyen y Rodríguez Peña.

En Madrid

El 27 de marzo de 1771, Miranda llegó a Madrid y comenzó a ser consciente de realidades que ignoraba hasta entonces y que le impresionaron notablemente tales como una gran biblioteca, la abundancia de obras de arte, la majestuosidad de los edificios y el espectáculo de la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que le parecieron fabulosos.

Durante sus primeros días estuvo hospedado en una posada hasta que logró trasladarse a una vivienda particular en la que se instaló de forma cuidadosa e inició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones de Matemáticas, Geografía y de los idiomas inglés y francés, iniciando así un aprendizaje que no sólo comprendió la formación académica sino también recorridos minuciosos por la ciudad y sus alrededores.

La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una etapa de transformación urbanística de la ciudad iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de forma directa e indirecta todos los aspectos de la vida de sus habitantes, lo que dio un impulso renovador beneficioso para la ciudad.

Así Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época como las fuentes de Neptuno y La Cibeles, el Paseo del Prado con su museo, el Palacio del Buen Retiro, y poblaciones aledañas como El Escorial o Segovia.

En lo social, el Madrid de entonces concentraba su vida literaria en la Fonda de San Sebastián, lugar frecuentado por ilustres escritores y una actividad cultural pujante a la que la obra de la Real Academia, las sociedades económicas y el auge de las imprentas contribuyeron notablemente.

La Plaza de Toros y los teatros populares eran los centros de distracción cotidianos en los que la Nobleza no podía evitar el contacto con "la plebe" y se entremezclaban las costumbres populares con las cortesanas. Y también era el Madrid en el que la Santa Inquisición vigilaba por todas partes a modo de policía cultural y política.

Es en el Madrid de esta época en el que Miranda tiene sus primeras impresiones fuera de Venezuela y también comienza a crear su biblioteca personal, en la que empezó a tener incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición y de la que mantuvo una lista detallada en su archivo personal.

La naturaleza y el número de libros adquiridos en Madrid son una indicación precisa de que, a pesar de la presencia de la Inquisición, existía en la ciudad un ambiente intelectual muy amplio. Libros de matemáticas, arte militar, historia, religión, filosofía y literatura formaron parte de sus lecturas.

Muchos de esos libros constituyeron para Miranda enseñanzas definitivas, que mantuvo cerca de él durante el resto de su vida, entre los que destacan las obras de Maquiavelo, La Destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas; obras de Lord Bolingbroke, Burke y Locke; Los Principios del Arte Militar, de Federico de Suecia; La Historia Filosófica, del Abate Reynal; Los Principios de Política Natural, de Burlamaqui; Los Comentarios, de Julio César; El Arte de la Guerra, de Puyssegur; Táctica, de Guibert; así como también obras de Pope y Virgilio.

Buscó ampliar sus conocimientos científicos y literarios con el estudio de la Trigonometría, la Geometría, el Álgebra, la Física, la Óptica, la Gramática, la Poesía y la Comedia. También complementó su cultura general con lecturas de Religión, Historia y mejoró sus conocimientos de los idiomas italiano, inglés y francés.

Por último adquirió una flauta para ejercitarse en el arte de la Música leyendo las Reflexiones sobre la Música del Abate Dubos.

También se ejercitó con la Geografía mediante el uso de mapas y globos terráqueos y, como quería presentarse para obtener el grado de Capitán en el Ejército real, se empeñó en estudiar Táctica, Arte militar, Arquitectura militar, Ingeniería militar, Artillería, Fortificación y Ataque de plazas.

Después de una concienzuda preparación y del pago de 85000 reales de vellón, obtuvo una Patente de Capitán según el trámite administrativo correspondiente, que le fue concedido el 7 de enero de 1773 mediante escritura notarial.

Primeras campañas

Después de serle concedida la patente, el ahora Capitán Francisco de Miranda fue asignado al Regimiento de Infantería de la Princesa, al mando del Mariscal de Campo Juan Manuel de Cajigal, iniciando así su carrera militar.

Así desde 1773 hasta 1780, Miranda estuvo asignado en las plazas militares de Madrid, Granada, Melilla y Cádiz de forma intermitente y tuvo una vida social intensa en la que aparecen sus dos primeras amantes.

Tuvo que compaginar a la vez su vida social con su actividad militar, que ya no fue de estudio sino de combate. Enfrentó problemas disciplinarios dentro del Ejército real y su carácter fue evolucionando de forma que siguió cultivándose intelectualmente con libros que inevitablemente hicieron que la Inquisición comenzara a vigilar sus actividades.

Sin embargo, es en esta época cuando tuvo lugar su primera hazaña militar destacada (La Defensa de Melilla), acontecimiento ocurrido en la ciudad española de Melilla, en Africa entre 7 de diciembre de 1774 y el 16 de marzo de 1775 en el que las fuerzas españolas lograron rechazar a las del Sultán Sidi Muhammed ben Abdallah, Emperador de Marruecos.

En dicha acción, Miranda presentó al comandante español Juan Skarloch un plan para inutilizar a la artillería enemiga mediante una especie de operación tipo comando que él mismo estaba dispuesto a dirigir.

Después en julio de 1775, Miranda fue enviado con las tropas españolas destinadas a atacar Argel en una acción militar que fracasó y de la que logró escapar milagrosamente a pesar de estar herido en las piernas y de que su mosquete había sido destrozado por una bala enemiga.

Sin embargo, a pesar de las acciones realizadas y del peligro enfrentado, Miranda no obtuvo condecoración o ascenso alguno y fue destinado a la guarnición de Cádiz.

Allí el Conde O'Reilly le impone un arresto por fallas en el uso del uniforme y poco después su situación se complicó aún más en Madrid y tras la intervención del Inspector General y de su antiguo comandante Cajigal, el mismo rey dispuso que fuera trasladado al Batallón de Aragón en Cádiz como Ayudante de campo bajo las órdenes de Cajigal.

Misiones en América

A lo largo del año 1779 se desarrollaron una serie de acontecimientos que involucraron a España en la Guerra de Independencia de Estados Unidos a cambio de conseguir ampliar sus territorios en Luisiana y recuperar Florida.

Para ello los españoles comenzaron a preparar en Cádiz una flota expedicionaria a principios de 1780 para combatir contra Inglaterra en el Caribe al mando del Almirante José Solano y Bote y en la que Miranda participó como miembro de las tropas de Cajigal.

La flota partió de Cádiz el 28 de abril de 1780 con rumbo a La Habana, donde llegó el 4 de agosto de 1780 para evaluar la situación general del conflicto.

Para entonces los españoles habían iniciado en 1779 un ataque desde Luisiana contra los ingleses y se preparaban para atacar Pensacola en una acción conjunta en la que convergerían las fuerzas españolas de Luisiana y la Flota expedicionaria.

Así Miranda participó con las fuerzas de Cajigal que salieron de La Habana el 9 de abril de 1781 para participar en la batalla de Pensacola, en la Florida en una acción militar que culminó el 8 de mayo de 1781 con una victoria sobre los ingleses tras la cual Miranda fue ascendido a Teniente Coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno.

En Pensacola, Miranda permaneció destacado un tiempo, continuó adquiriendo libros para aumentar su biblioteca personal y también compró cuatro esclavos negros como forma habitual en la época para proveerse de servicio doméstico.

Poco después Miranda fue designado por Cajigal para realizar una misión encubierta encaminada a estudiar las instalaciones militares y tropas inglesas en Jamaica bajo el pretexto formal de ser un comisionado español encargado de negociar un convenio de intercambio de prisioneros.

Después de recibir el despacho oficial encomendándole la misión, Miranda se embarcó con rumbo a Jamaica vía Batanabó y llegó a Kingston el 20 de septiembre de 1781.

Al principio su presencia provocó una natural desconfianza en los ingleses pero a pesar de ello logró realizar con éxito su misión de reconocimiento y además negoció un convenio fechado el 18 de noviembre de 1781 que reguló el canje de prisioneros españoles e ingleses del mismo rango.

Con la información obtenida, Miranda volvió a Cuba y tras tocar tierra en Batanabó, envió un informe al Capitán general de Cuba con detalles muy precisos sobre las operaciones y capacidad de las tropas inglesas del sector.

Sin embargo, lo que debió culminar como una acción destacada en la carrera militar de Miranda terminó siendo empañado como consecuencia de una Sumaria de 155 hojas que la Inquisición había remitido contra él en Sevilla el 11 de noviembre de 1778 por delitos de proposiciones, tenencia de libros prohibidos y pinturas obscenas.

La orden de enviar a Miranda de regreso a España en cumplimiento de la sentencia del 5 de febrero de 1782 del Supremo Consejo Inquisitorial no llegó a cumplirse debido a diversos fallos de fondo y forma en el proceso administrativo que hacían que la orden se cuestionase y también en parte por el apoyo incondicional del comandante Cajigal.

Así mientras se conseguía que el rey revisara el caso, Cajigal encomendó a Miranda la misión de acompañarle en el ataque a las islas Bahamas en el que se logra la capitulación inglesa el 8 de mayo de 1782 a favor de España en unas negociaciones dirigidas por Miranda y en las que consiguió además la cesión de todas las islas.

La eficiencia demostrada por Miranda en las Bahamas le valió entonces la recomendación de Cajigal para que fuera ascendido a Coronel y pasó a estar bajo las órdenes del Comandante general de las fuerzas españolas en Cuba, Bernardo de Gálvez, como Ayudante de campo en la población de Guárico.

En aquel momento los españoles estaban preparando una acción conjunta con los franceses para invadir Jamaica (último reducto inglés en el Golfo de México) y la población de Guárico era el lugar idóneo para planificar estas operaciones por estar cercano a la isla y por su posición de fácil acceso para poder reunir tropas y los mandos consideraban a Miranda la persona idónea para planificar las operaciones por tener un conocimiento de primera mano de la situación de los ingleses en la zona.

Sin embargo, un ataque preventivo de los ingleses y las dificultades de la flota francesa que forzaron la paz entre Inglaterra y Francia hicieron que la invasión no se concretara y por lo tanto Miranda permaneció así un tiempo en Guárico en el que la Inquisición sería su principal problema.

En Estados Unidos

Al no concretarse la invasión de Jamaica las prioridades para las autoridades españolas cambiaron y por consiguiente el proceso de la Inquisición contra Miranda tomó un nuevo impulso.

Con el tiempo los problemas de Miranda con la Inquisición se complicaron y le envían a La Habana para ser detenido y enviado a España pero por diversas circunstancias estos planes se ven frustrados y ante la inminencia de su arresto decide irse a los Estados Unidos.

Gracias al apoyo de Cajigal consigue escapar de la vigilancia del Gobernador de La Habana con la ayuda del norteamericano James Seagrove que arregló su viaje en un barco que lo llevó hasta New Bern, donde desembarcó el 10 de julio de 1783 a las cinco de la tarde, ya terminada su guerra de independencia, y en una etapa de reconstrucción en que se debatía sobre la forma política a adoptar entre el federalismo o la confederación.

Durante el tiempo que estuvo en Estados Unidos, Miranda realizó un estudio crítico sobre sus defensas militares en el que demostró un conocimiento amplio del desarrollo del conflicto norteamericano y sus circunstancias.

Allí Miranda preparó y fijó la técnica de correspondencia que usará durante el resto de su viaje en el que conoce a las personas mediante el obsequio y préstamo de libros y examina la cultura y las costumbres de los sitios por los que pasa de una forma metódica.

Pasando por Charleston, Filadelfia, y Boston va tratando con diversos personajes de la sociedad estadounidense en veladas y paseos en los que llegó a tener algunas aventuras amorosas que Miranda mismo calificó de intrascendentes hasta llegar a Nueva York.

En esta ciudad conoció a los miembros de una de las familias más importantes de la ciudad, la familia Livingston, cuyos miembros ocupaban importantes posiciones políticas y tenían vínculos con otras familias importantes de la ciudad.

Al parecer Miranda mantuvo una relación romántica con Susan Livingston, hija del canciller Livingston, que se vislumbra cuando Miranda realiza un viaje a Boston y en el que la joven parece estar enamorada de él según las cartas que le escribía.

Parece sin embargo como si Miranda no deseara pasar más allá de una simple amistad lo que explicaría su más bien precipitada salida de Nueva York.

Aunque Miranda mantuvo el contacto epistolar con Susan durante años, nunca volvió a verla, por lo que posiblemente llegara a pensar que una relación que le llevara al matrimonio no era compatible con sus planes y forma de vida.

Durante el tiempo que estuvo en Estados Unidos, Miranda buscó conocer y relacionarse con gente importante y así fue como conoció personalmente a George Washington en Filadelfia, cuando este venía de recibir el control militar de Nueva York tras el fin de la guerra.

También conoció a otros personajes distinguidos como el general Henry Knox o Samuel Adams, y además fue observando ciertas instituciones de la nueva nación que lo impresionaron como la Biblioteca de New Port o el Princeton College, Rhode Island College y el Cambridge College.

La permanencia de Miranda en los Estados Unidos sólo se vio afectada por el conflicto de intereses entre Francia y España en este país después de la guerra ya que los franceses no estaban interesados en que se divulgaran demasiado los aspectos negativos de su intervención en el conflicto y el fracaso de la invasión de Jamaica era uno de ellos.

Al parecer se habían enviado informes desde La Habana al gobierno norteamericano que acusaban a Miranda como un traidor y desertor que fueron divulgados por los franceses para perjudicarle ya que él era la única persona que podía desmentir la acusación del fracaso de la invasión de Jamaica como responsabilidad de España.

La difusión de estos informes hizo que la situación de Miranda fuera comprometida ya que no podía defenderse sin divulgar los detalles de su misión de espionaje en Jamaica que eran secreto de Estado y por lo tanto ante esta situación decide marcharse a Inglaterra.

De Inglaterra a Rusia

El 15 de diciembre de 1784 Miranda salió del puerto de Boston en la fragata mercante Neptuno a las cinco de la tarde rumbo a Londres y después de un viaje que necesitó unos 56 días llegó a Inglaterra el 10 de febrero de 1785.

A pesar de que el Marqués del Campo, en aquel entonces diplomático español destacado en Londres, llegó a tratar personalmente a Miranda para estudiarle y llegó a la conclusión de que su culpabilidad por traición era dudosa, se dio igualmente la orden de capturarle y llevarle a España para enjuiciarlo.

Sin embargo, debido a una serie de afortunadas casualidades Miranda marchó el 10 de agosto de 1785 hacia Rusia no sin antes presenciar en Prusia las maniobras militares preparadas por el rey Federico El Grande.

Su paso por regiones de la actual Alemania, Austria, Hungría, Polonia, moviendo a tierras griegas e italianas, donde permaneció durante más de un año, y visitar la corte de Catalina II, desplazada en ese momento desde Moscú hasta Kiev, (actual Ucrania).

Después de pasar por Constantinopla, capital turca con quien los españoles mantenían relaciones diplomáticas desde 1783, fué obligado a pasar una cuarentena sanitaria en Kherson, y el Principe de Potemkin le presentó ante Catalina en Kiev el 13 de febrero de 1787. Catalina mostró bastante interés por las cosas de América y el sistema de gobierno.

Miranda en la Francia de la Revolución

En 1791, Miranda tomó parte activa en la Revolución Francesa. En París, hizo amistad con los girondinos Jacques Pierre Brissot y Jérôme Pétion de Villeneuve, y sirvió brevemente como general en una sección del Ejército revolucionario francés (llamados entonces "La Convención") que lucho en la campaña de 1792 para conquistar los Países Bajos llegando al grado de Mariscal de Francia, bajo el mando de Charles François Dumouriez. Durante la campaña participo en las batallas de Argonne, Wargemoulin, Amberes, Lieja, Tongres, Paliemberg y Valmy y alcanzo la posición de segundo jefe del ejército del norte del cual se separaría por grandes diferencias con Dumoriez.

Arrestado varias veces durante el reinado del terror, Miranda fue amenazado con ser deportado después una medida del Directorio de la Monarquía y los Girondinos. A pesar de todo, su nombre permanece grabado en el Arco de Triunfo que fue construido durante el primer imperio.

América del Sur, (1806 -1812)

Su contribución más grande está probablemente en la lucha para la liberación de las colonias en la América española. Miranda tuvo la visión de un gran imperio independiente que consistía en todos los territorios que estaban en poder de los españoles y portugueses comenzando con los territorios al margen del Río Mississipi hasta la Tierra del Fuego, en el punto más al sur del continente. El imperio estaría bajo dirección de un emperador hereditario llamado "Inca" para apaciguar a las etnias indígenas y tendrían a legislatura bicameral. Él concibió el nombre "Colombia" para este imperio, inspirado en Cristóbal Colón.

Con ayuda británica, Miranda realizó una invasión a Venezuela en 1806. Él llegó al puerto de La Vela de Coro, donde la bandera venezolana tricolor fue izada por primera vez, pero al no encontrar apoyo popular se reembarcó.

El 19 de abril de 1810, Venezuela inicia su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar persuadió a Miranda de volver a su tierra natal, en donde le hicieron general en el ejército revolucionario. Cuando el país declaró formalmente independencia el 5 de julio de 1811, él asumió la presidencia con poderes dictatoriales.

Las fuerzas españolas contraatacaron (véase Primera República de Venezuela), pero Miranda era incapaz de pasar a la ofensiva por las constantes deserciones que se daban en sus fuerzas. Miranda intentó resistir el ataque realista pero la caída de Puerto Cabello en manos españolas, la rebelión de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de los ejércitos españoles que lo atacaban, Monteverde desde Valencia y Yáñez desde Calabozo le hicieron imposible resistir.

Temiendo una derrota brutal y desesperada, Miranda firmó un armisticio con los españoles en julio de 1812 en la ciudad de (San Mateo). Mientra Miranda esperaba en el puerto de La Guaira para embarcarse al exterior un grupo de oficiales descontentos con la capitulación de Miranda a la que consideraban una traición a la causa de la independencia lo apresaron y lo entregaron a las autoridades españolas.

Prisión y muerte

Desde el puerto de La Guaira, Miranda fue transportado al Castillo San Felipe de Puerto Cabello donde a principios de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo. El 4 de junio de 1813 es trasladado hacia la fortaleza de El Morro, ubicada en Puerto Rico y de allí a España donde es encerrado en el calabozo del fuerte de las Cuatro Torres del arsenal de La Carraca cerca de Cádiz. Allí sólo recibió algunas noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea escapar hacia Gibraltar pero un ataque de apoplejía frustra sus planes y muere, a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1816.

Una pintura de óleo del artista venezolano Arturo Michelena de título "Miranda en la Carraca" (1896) —que retratan al héroe en la cárcel española en donde murió— se ha convertido en un símbolo gráfico de la historia venezolana y ha inmortalizado la imagen de Miranda para las sucesivas generaciones de venezolanos.

martes, 22 de julio de 2008

Marilyn Monroe





Primeros años

Aunque Marilyn nunca mencionó el nombre de su padre, se sabe que su madre, Gladys Monroe, tuvo varios pretendientes en la época en que trabajaba como cortadora de negativos en una empresa de cine. Entre ellos, el más conocido es Martin E. Mortenson, un inmigrante noruego de quien Marilyn recibió apellido, lo que lleva a deducir que él era su padre.

Marilyn fue dada alternativamente en adopción desde las 6 semanas de nacer y hasta los 7 años de edad, cuando su madre se la llevó a una pequeña casa que había comprado; pero un año más tarde Gladys era internada en un psiquiátrico por un problema derivado por la obsesión de lo que se creía un trastorno psicológico que podía acabar con su propia vida, lo cual heredó de su padre, que falleció en circunstancias similares. Monroe vivió obsesionada con la idea de haber heredado esta enfermedad, especialmente tras ser internada en varias ocasiones debido a sus crisis de pareja. Durante las crisis psíquiátricas de su madre, Monroe vivía con el matrimonio Bolender, con vecinos de su abuela, en un orfanato o con alguna familia adoptiva.

En noviembre de 1938, a los 12 años, Monroe compartió habitación con Edith Ana Lower, su amiga y tía de su madre adoptiva, a la que quería profundamente. A los 16 años, y según la propia Monroe, animada por esta amiga, con la intención de buscar al orfanato, se casó con James E. Dougherty, irlandés de 21 años, empleado de una fábrica de aviones. Monroe se entregó a la tarea de ser una buena ama de casa, hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial. Su marido se incorporó a la Marina y fue enviado como instructor a la isla Catalina, frente a Los Ángeles. Lo acompañó unos meses, pero después su marido embarcó hacia Australia. En 1945 un fotógrafo de la Marina visitó la fábrica donde ella trabajaba con su suegra, para hacer un reportaje sobre el trabajo de las mujeres durante la guerra. Monroe fue elegida para salir en las fotos. La revista Yank le propone convertirse en modelo. Seguidamente es contratada por la agencia de modelos Blue Book.

Posiblemente es en esos años cuando Marilyn roza el submundo de la prostitución. Marlon Brando aseguraría, décadas después, que la conoció en las calles de Nueva York, cuando ella vagaba buscando a alguien que le diese comida a cambio de sexo. Pudo ser entonces cuando grabó un cortometraje pornográfico, encubierto por la CIA, donde practicaba una felación a un hombre desconocido. Una copia salió a la venta en 2008, pero un fan de la estrella la compró por 1,5 millones de dólares con la promesa de no difundirla jamás.

Carrera

Monroe comenzó su carrera como modelo, representada por Emmeline Snively, quien le aconsejó teñirse el cabello a un rubio platino y se dirigió a ella diciéndole que sería una gran seductora para todos. Para perfeccionar sus rasgos, Marilyn afinó sus cejas y se operó la nariz. En 1945 salió en la portada de más de 30 revistas. Era conocida como "el sueño de los fotógrafos". En julio de ese mismo año, Ben Lyon, jefe de reparto de la 20th Century Fox accede a entrevistarla y queda fascinado. Poco después la contrata por 125 dólares a la semana. Le cambia el nombre por el de Marilyn Monroe.

Joe Schenk le consiguió su segundo papel protagonista en Ladies of the Chorus (1948). Un año después Monroe aceptó posar desnuda para el fotógrafo Tom Kelley, para un calendario que más tarde sería el impulso definitivo para su consagración. En 1951 participó en la entrega de los Oscar. En 1952 aparece en la portada de la revista Life. En 1953 inmortalizó sus huellas en el cemento de la entrada en Hollywood Boulevard, junto con Jane Russell.

En diciembre de 1953 apareció en la portada del primer número de Playboy, siendo, por lo tanto, la primera chica del mes de la revista, con la famosa fotografía "sueños dorados", gracias a sus medidas de 37-23-36 (94-58-92). Dicha revista le dedicó 5 veces la portada, y la última ocasión fue en la edición de diciembre de 2005, la cual tiene información reciente sobre su muerte.

Monroe estuvo relacionada con el poco conocido director de cine Elia Kazan.

Aunque Monroe irradiaba sensualidad y ante las cámaras aparecía como una mujer segura, en realidad padecía una inseguridad patológica. Esta inseguridad y sus retrasos y ausencias provocaban grandes pérdidas a los productores, que comenzaban a exasperarse. En 1954 comenzó a estudiar artes escénicas con Lee Strasberg, director de Actor's Studio en Nueva York. En ese mismo año creó Marilyn Monroe Productions junto al fotógrafo Milton Green, para conseguir mayor control sobre sus contratos. Su nueva empresa produjo Bus Stop (1957) y El príncipe y la corista (1957), esta última dirigida y coprotagonizada por Laurence Olivier. En 1955 la Fox le interpone una demanda por incumplimiento de contrato, pero en ese mismo año firma nuevamente con este estudio, recibiendo finalmente 8 millones de dólares por un total de siete películas.

En 1956 Monroe se casó con el dramaturgo Arthur Miller, quien escribió especialmente para Monroe el guión de The Misfits. Esta sería su última película. Todavía casada con Arthur Miller, Monroe se enamoró de Yves Montand, marido de Simone Signoret, con quien compartía cartel en El multimillonario. Monroe y Arthur Miller se divorciaron en 1961.

En 1960 Monroe fue galardonada con el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia. En 1961 es internada en la clínica psiquiátrica Payne de Nueva York por una crisis depresiva.

Al año siguiente compró su casa en Santa Mónica, en Los Ángeles. En ese año comienza el rodaje de su última película, la inacabada Something's Got to Give, coprotagonizada por Dean Martin y dirigida por George Cukor. La Fox confiaba en este proyecto para sanear su economía, ya que la empresa amenazaba quebrar, debido a los desmesurados gastos que estaba generando la película Cleopatra. No en vano Monroe había sido durante una década la estrella más rentable de la Fox desde Shirley Temple. Pero Monroe estaba delicada de salud, con frecuentes sinusitis, bronquitis, y síntomas cada vez más marcados de inseguridad. Sus ausencias hicieron que la película se retrasase cada vez más, y la Fox no se podía permitir más pérdidas.

En 1962 tuvo lugar, en Nueva York, la gala por el cumpleaños del presidente John F. Kennedy, en la que Monroe le cantó el "Happy Birthday Mr. President" (Cumpleaños feliz), que se volvería tan célebre. Para acudir a esta gala, Monroe se ausentó durante 7 días del rodaje, a pesar de que la Fox le exigió que se quedase para cumplir con su trabajo. En 1962 la Fox rescinde su contrato debido a sus repetidas ausencias y retrasos, despidiéndola del rodaje de Something's Got to Give, que dirigía George Cukor. La Fox intenta completar la película utilizando a otra actriz, pero Dean Martin se opone, por lo que a la Fox no le queda más remedio que readmitir a Monroe.

Misteriosa muerte

En 1962 aparece la última entrevista de Monroe en la revista Life. El 4 de agosto de ese mismo año se había mostrado muy contenta. A las 9 de la noche dio las buenas noches a su criada, Eunice Murray.

A las 10:30 una ambulancia se estacionó cerca del lugar. La actriz aún estaba viva; no se explica por tanto que hacía esa ambulancia en aquel lugar, unas 5 horas antes de la muerte de la actriz.

Antes de su muerte, según se dice, había vivido un romance con Robert F. Kennedy y John F. Kennedy, y la repentina decisión de este último de abandonarla podría haberla impulsado a consumir una sobredosis de barbitúricos.

El hecho es que el clan Kennedy nunca aceptó que John y Robert Kennedy se relacionaran con ella, primordialmente por la intervención de J. Edgar Hoover, quien sospechaba que la actriz sostenía peligrosas relaciones con comunistas de la época, que se acrecentaron mientras sostenía su amistad con los Kennedy. Ella, supuestamente, poseía información que podía afectarlos gravemente.

Su deceso se cubrió de un halo de misterio. Fue encontrada sin vida por su criada, tendida sobre la cama, con el teléfono descolgado, en su casa el 5 de agosto de 1962 a las 3 y media de la madrugada, a la edad de 36 años. De la ambulancia, que llevaba estacionada 5 horas, salieron enfermeros, que entraron escoltados por personajes del gobierno y fueron los primeros en entrar al departamento. Una asesora del departamento creyó reconocer a Robert Kennedy. El informe policial calificó el suceso como probable suicidio, si bien se han barajado otras posibilidades, incluida la del asesinato. Un testigo afirmó que, mientras era retirado el cuerpo, uno de los presuntos enfermeros aplicó una inyección entre los pechos de la actriz ya fallecida. Muchas conjeturas de asesinato han apuntado a la familia Kennedy y a J. Edgar Hoover. La autopsia jamás reveló el menor rastro de barbitúricos en el estómago de la actriz, y sus órganos vitales, que fueron extraídos para un análisis más concienzudo, desaparecieron misteriosamente.

Tres días después, Joe DiMaggio, su segundo marido, celebró el funeral en privado. Lee Strasberg pronunció las siguientes palabras de despedida: «No puedo decir adiós a Marilyn, nunca le gustaba decir adiós. Pero, adoptando su particular manera de cambiar las cosas para así poder enfrentarse a la realidad, diré 'hasta la vista'. Porque todos visitaremos algún día el país hacia donde ella ha partido».

Sus restos se encuentran en el Cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, California.

Influencia posterior

El magnetismo de Marilyn, unido a las circunstancias turbias de su vida y a su temprana muerte, la convirtieron en un mito, como James Dean, lo que acalló las objeciones que cuestionaban su calidad como actriz. Etiquetada en vida como ingenua o simple, y conocida por algunos rodajes conflictivos, Marilyn no fue agraciada con los premios Oscar y fue tras su muerte cuando su valía artística empezó a reivindicarse.

Por otro lado, sus relaciones con los hermanos Kennedy, bastante bien documentadas aunque no confesadas, han proyectado todo tipo de sospechas y leyendas sobre su muerte.

El rostro de Marilyn se convirtió en verdadero icono pop cuando Andy Warhol, poco después de su muerte, recuperó una fotografía suya (de la película Niagara) para pintar sucesivas Marilyns, símbolo del pop art. Ya a mediados de los 80, Madonna fue la primera de una larga lista de estrellas musicales, que se inspiraron en la imagen de Marilyn para retomar una estética seductora, de vampiresa e ingenua al mismo tiempo.

Filmografía

* Something's Got to Give, (inacabada, 1962)

* Vidas Rebeldes (The Misfits) (1961)

* El multimillonario, Let's Make Love (1960)

* Con faldas y a lo loco o Una Eva y dos Adanes (Some Like It Hot) (1959)

* El príncipe y la corista (The Prince and the Showgirl) (1957)

* Bus Stop (1956)

* La tentación vive arriba (The Seven Year Itch) (1955)

* Río Sin Retorno (River of no Return) (1954)

* Luces de candilejas (There's No Business Like Show Business) (1954)

* Los caballeros las prefieren rubias (Gentlemen Prefer Blondes) (1953)

* Cómo casarse con un millonario (How to Marry a Millionaire (1953)

* Niágara (Niágara) (1953)

* Niebla en el alma (Don't Bother to Knock) (1952)

* Cuatro páginas de la vida (O. Henry's Full House) (1952)

* Encuentro en la noche (1952)

* Me siento rejuvenecer (Monkey Business) (1952)

* No estamos casados (We're Not Married) (1952)

* Home Town Story (1951)

* Love Nest (1951)

* As Young As You Feel (1951)

* Let's Make It Legal (1951)

* Right Cross (1950)Sin acreditar.

* The Fireball (Fama sin gloria) (1950)

* La jungla de asfalto (The Asfalt Jungle (1950)

* Eva al desnudo (All About Eve) (1950)

* A Ticket To Tomahawk (1950)

* Ladies of the Chorus (Las Chicas del Coro) (1949)

* Amor en conserva (Love Happy) (1949)

* Scudda-Hoo! Scudda-Hay! (1948)

* Dangerous Years (1947)

* The Shocking Miss Pilgrim (1947)

Fray Bartolomé de Las Casas


Biografía

En 1502 siguiendo los pasos de su padre, que había participado en el segundo viaje de Colón, llega a La Española, y recibe una encomienda que administra. Es ordenado como sacerdote en 1510, y en la primavera de 1512 viaja a Cuba como capellán de Pánfilo de Narváez; en 1514 recibe otra encomienda donde los indios trabajaban en la minería pero, paulatinamente Las Casas va tomando conciencia de lo injusto que es el sistema. Convencido de que debía «procurar el remedio de esta gente divinamente ordenado», viajó a España y se entrevistó con el rey Fernando el Católico y con el Cardenal Cisneros, quién le nombrará Protector de los indios, en 1516. A la muerte del rey Fernando El Católico, se entrevista con el nuevo rey, Carlos I, que le concedió el territorio de Cumaná (en la actual Venezuela), para que aplicase sus teorías.

Volvió a España en 1520,intentando poner en marcha su encomienda, siempre en contra de la esclavitud de los indios, el proyecto fracasó porque en su ausencia los indios se rebelaron. Desengañado, entró en la orden de los dominicos, que por entonces estaban elaborando una reflexión sobre el derecho en la Escuela de Salamanca, criticando muchos aspectos de la colonización de América y entre ellos el sistema de encomiendas y se retira a partir de 1521 dedicado al estudio y comienza a escribir su Historia de las Indias.

En 1535 regresa a América donde intenta de nuevo un programa de colonización pacífica en Guatemala, donde obtiene un relativo éxito; vuelve de nuevo a España en 1540 y en Valladolid, visita de nuevo al rey Carlos I. Éste, prestando oídos a las demandas de Las Casas y a las nuevas ideas del Derecho de Gentes difundidas por Francisco de Vitoria, convocó al Consejo de Indias, en las que se conocen como Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid.

Como consecuencia de lo que se discutió, se promulgaron el 20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión. Esto no resolvió el problema, pero al menos fue un primer intento. A finales de ese mismo año terminó de redactar en Valencia su obra más conocida, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, dirigida al príncipe Felipe (futuro Felipe II), entonces encargado de los asuntos de Indias.

Se le ofreció el obispado de Cuzco, importantísimo en aquel momento, pero Las Casas no aceptó, aunque si aceptó el obispado de Chiapas en 1543, con el encargo de poner en práctica sus teorías. Residió allí durante dos años para regresar definitivamente a España en 1547.

Durante su obispado en Chiapas residió en la Ciudad Real de Chiapas, hoy llamada San Cristóbal de las Casas en su honor.

Renunció a su obispado y continuó con su labor propagandística a favor de los indios hasta su muerte, lo que le valió ser conocido como el Apóstol de los Indios. En Valladolid, entre 1550 y 1551, mantuvo una polémica con Juan Ginés de Sepúlveda (La controversia de Valladolid) sobre la legitimidad de la conquista de la que salió triunfante éste, y Las Casas renunció a su obispado, muriendo en Madrid en 1566.

En el año 2000 la Iglesia Católica inició los trámites para su posible beatificación y canonización.

Obras

* Historia de la destruccion de las Indias

* De unico vocationis modo, conocida en español como Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión, 1537

* Brevísima relación de la destrucción de las Indias

* Los dieciséis remedios para la reformación de las Indias

* Apologética historia sumaria

* De thesauris

* Treinta proposiciones muy jurídicas

* obras indigenistas

martes, 13 de mayo de 2008

Alejandro III de Macedonia

Vida

Nacimiento e infancia

Hijo de Filipo II, rey de Macedonia (dinastía de los Argéadas), y de Olimpia, princesa de la Casa Real de Epiro. Se cuenta que el día de su nacimiento se tuvo noticia en la capital de tres triunfos: el del general Parmenión frente a los Ilirios, el fin victorioso del sitio a una ciudad portuaria por su padre y la victoria del carro del rey en competición, lo que fueron considerados increíbles augurios.[4] Probablemente fueran invenciones posteriores, a raíz de la leyenda que dejó este personaje. Alejandro era de hermosa presencia, cutis blanco, cabello castaño claro y ondulado, ojos heterócromos (uno marrón -el izquierdo- y otro gris, aunque no se sabe si dicha heterocromía fue de nacimiento o como consecuencia de un traumatismo craneal), y tenía el hábito de inclinar ligeramente la cabeza sobre el hombro derecho

Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas, un austero y estricto maestro macedonio que daba clases a los hijos de la más alta nobleza, quien lo inició en los ejercicios corporales. También se encargó de su educación Lisímaco, un profesor de letras bastante más amable y que se ganó el cariño del Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo.[7] Sin embargo a los trece años, pronto fue puesto al cuidado de Aristóteles, que sería su maestro en un retiro en la ciudad macedonia de Mieza, enseñó a Alejandro la política, la elocuencia y la historia natural. Sabía de memoria los poemas homéricos y todas las noches colocaba La Ilíada debajo de su lecho. También leyó con avidez a Herodoto y a Píndaro.

Muy pronto (340 adC) su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo regente, a pesar de su juventud. En el 338 adC dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea, siendo nombrado gobernador de Tracia ese mismo año. Desde pequeño, Alejandro demostró las características más destacadas de su personalidad: activo, enérgico, sensible y ambicioso. Es por eso que a pesar de tener apenas 16 años, se vio obligado a repeler una insurrección armada. Se afirma que Aristóteles le aconsejó esperar para participar en batallas, pero Alejandro le respondió: "Si espero perderé la audacia de la juventud".

Se cuentan numerosas anécdotas de su niñez, siendo la más referida aquella que narra Plutarco: Filipo II había comprado un gran caballo al que nadie conseguía montar ni domar. Alejandro, aun siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra y lo montó dirigiendo su vista hacia arriba, hacia el Sol. Su padre le dijo tras domar a su caballo, Bucéfalo: "Macedonia es demasiado pequeña para ti". En efecto, Alejandro quedaba libre para empezar la guerra contra Persia.

Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono, (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente hasta la mayoría de edad de su sobrino, pero se adueñó del trono) le alejó de su padre. Es famosa la anécdota de cómo, en la celebración de la boda, el nuevo suegro de Filipo (un poderoso noble macedonio llamado Atalo) rogó porque el matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo siendo macedonia daría a luz a un heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad epirota como Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara a este último de la sucesión. Alejandro se enfureció y le echó encima el contenido de su copa, espetándole: "Y yo ¿qué soy? ¿un bastardo?". Cuando Filipo, borracho, se acercó a poner orden, Alejandro se burló diciendo ”Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un lecho a otro sin caerse”. La historia le valió la ira de su padre, teniendo que huir. Sin embargo, terminaría por perdonarle.

Ascenso al poder

Después del asesinato de su padre en el año 336 adC a manos de Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro heredó el reino cuando solamente tenía veinte años. La conspiración detrás del asesinato, aunque atribuida generalmente a una historia amorosa del rey, ha dejado a la madre de Alejandro, Olimpia, y a los persas como posibles sospechosos.

Este momento de aparente debilidad de la monarquía macedónica supuso que toda la Grecia sometida por Filipo se alzase en armas, pero Alejandro dio resueltamente pruebas de su fuerza militar: atravesó Tesalia, sometiéndola, (ya había sido conquistada por Filipo), venció a los griegos tomando y destruyendo Tebas, y Atenas se vio obligada así a acatar su poder. Se hizo nombrar Hegemon, título que ya había ostentado su padre y que lo situaba como gobernador de toda Grecia.

Consolidada así la hegemonía macedónica, Alejandro teniendo a su disposición un estado consolidado tras las reformas internas de Filipo II, se dispuso a cumplir su último proyecto: Conquistar el Imperio Persa.

Alejandro cortando el nudo gordiano, por Jean-Simon Berthélemy (Escuela de Bellas Artes, París)

Alejandro cortando el nudo gordiano, por Jean-Simon Berthélemy (Escuela de Bellas Artes, París)

La conquista de Persia

Alejandro tenía la noble idea de liberar a los más de 10.000 griegos que se encontraban bajo poder persa en Asia Menor para que se unieran al resto del mundo heleno, como era el plan de su padre. Comenzó entonces por la propia Asia Menor, en donde los persas ofrecieron débil resistencia, venciendo en la Batalla del Gránico, a orillas del riachuelo Gránico. En este lugar, los sátrapas le opusieron un ejército de 40.000 hombres, en su mayor parte, griegos mercenarios comandados por el astuto Memnón de Rodas. En este combate, Alejandro estuvo cerca de la muerte, pues un persa trató de asesinarlo por la espalda, pero salvó la vida, gracias a Clito, su fiel amigo, que de un sablazo derribó al agresor. Las ciudades griegas de las costas se entregaron ya sea por miedo o por querer ser liberadas.

A finales de 334 adC decidió invernar en Gordión, antigua capital de Frigia. Allí se encontraba un famoso carro real, sujeto a un nudo complicadísimo. Según el oráculo de Gordión, quien supiera deshacerlo conquistaría Asia. No se sabe si Alejandro desató el nudo pacientemente o si lo partió con su espada. En cualquier caso, la tormenta que siguió al hecho fue interpretada como un claro signo de que Zeus lo aprobaba.

Alejandro combatiendo contra el rey persa Darío III en la batalla de Issos. Detalle del mosaico de la casa del Fauno de Pompeya (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).

Alejandro combatiendo contra el rey persa Darío III en la batalla de Issos. Detalle del mosaico de la casa del Fauno de Pompeya (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).

Una contraofensiva marítima de los persas en el Egeo, al mando de Memnón de Rodas y su flota, puso en peligro a la Grecia continental, pero esta amenaza se detuvo después de la victoria de Alejandro sobre Darío III en la batalla de Isos (pequeña llanura situada entre las montañas y el mar cerca de Siria) en el 333 adC, en la cual, el rey Darío huyó amparado en la oscuridad de la noche dejando en el campo de batalla sus armas y su manto púrpura. El rey, tomó conciencia de la amenaza y envió propuestas de negociación, que fueron desestimadas. Sin embargo, la familia de Darío III fue capturada en el interior de una lujosa tienda. Alejandro trató a todos con gran cortesía y les manifestó que no tenía ninguna cuestión personal contra Darío, sino que luchaba contra él para conquistar Asia.

Alejandro conquistó fácilmente Fenicia, con excepción de la isla de Tiro, debiendo mantener un largo asedio (de enero a agosto de 332 adC), conocido como el Sitio de Tiro. Conquistada Tiro Alejandro pensó que podía seguir conquistando a su antojo y se dirigió a Egipto, en donde se hizo proclamar 'Hijo de Amón', título reservado sólo para los faraones. Allí fue bien recibido por los egipcios quienes le apoyaban por su lucha contra los persas. En esa época controló la situación de rebeldía en Anatolia y el Egeo, de tal modo que en la primavera del 331 adC, desde Tiro, organizó los territorios conquistados. Darío, con un ejército más numeroso, decidió hacerle frente en Gaugamela a orillas del Tigris, pero apenas logró salvar su vida, ya que pese a la superioridad numérica se vio derrotado por el genio militar del joven rey macedonio.

En ambas ocasiones el Gran Rey persa escapó huyendo. Darío fue traicionado por sus nobles y asesinado. Alejandro habría de honrar a su otrora rival y enemigo y perseguir a sus asesinos.

Los extranjeros que vivían en Persia se sintieron identificados con Alejandro y se comprometieron con él para venerarle como nuevo gobernante. En su idea de conquista también estaba la de querer globalizar su imperio mezclando distintas razas y culturas. Los sátrapas en su mayoría fueron dejados en su puesto, aunque controlados por un oficial macedonio que controlaba el ejército.

En el 330 adC Filotas, hijo de Parmenión, fue acusado de conspirar contra Alejandro y asesinado junto con su padre (por miedo a que éste ser rebelara al enterarse de la noticia). Asimismo, el primo de Alejandro, Amintas, fue ejecutado por intentar pactar con los persas para ser el nuevo rey (de hecho, era el legítimo sucesor). Tiempo después hubo una nueva conjura contra Alejandro, ideada por sus pajes, la cual tampoco logró su objetivo. Tras esto, Calístenes (quien hasta ese momento había sido el encargado de redactar la historia de las travesías de Alejandro), fue considerado como impulsor de este complot, por lo que fue condenado a muerte, sin embargo él se quitó antes la vida.

Uno de sus generales más queridos del último ejército legado por su padre fue Clito, apodado "El Negro", al que Alejandro nombraría antes de este incidente sátrapa de Bactriana. Alejandro, adoptando la costumbre persa de la proskynesis, pretendió ser adorado como un dios. En un banquete, su amigo Clito, cansado de tantas lisonjas y de oir cómo Alejandro se proclamaba mejor que su padre Filipo, le dijo indignado: toda la gloria que posees es gracias a tu padre; incorporándose volvió a gritarle: Sin mí, hubieras perecido en el Gránico.

Alejandro, que estaba ebrio, buscó su espada, pero uno de los guardias la ocultó. Clito fue sacado del lugar por varios amigos, pero regresó por otra puerta, y mirando fijamente al conquistador, repitió un verso de Eurípides: "Qué perversa costumbre han introducido los griegos". Alejandro arrebató una lanza a uno de los guardias y mató a Clito, que se desplomó en medio del estupor de los presentes. Arrepentido del crimen, pasó tres días encerrado en su tienda y algunos afirman que hasta trató de suicidarse a consecuencia de la muerte de su amigo.

Tras muchas peripecias y conquistas, Alejandro había invadido la Sogdiana y la Bactriana, se había casado con la princesa Roxana, y llevaría a su ejército a atravesar el Hindu Kush y a dominar el valle del Indo, con la única resistencia del rey indio Poros en el río Hydaspes.

Extensión del imperio de Alejandro Magno

Con sus acciones extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y preparó el camino para los reinos del período helenístico y la posterior expansión de Roma. Fue además gran amante de las artes. Alejandro era consciente del poder de propaganda que puede tener el arte y supo muy bien controlar la reproducción de su efigie cuya realización sólo autorizó a tres artistas: un escultor, Lisipo, un orfebre y un pintor, Apeles. Los biógrafos de Alejandro cuentan que éste tenía en gran aprecio al pintor y que visitaba con frecuencia su taller y que incluso se sometía a sus exigencias.

El Ejército de Alejandro Magno

El ejército macedonio bajo Filipo II y Alejandro Magno consistía de diferentes cuerpos complementándose entre sí: caballería pesada; caballería ligera; infantería pesada e infantería ligera.

La caballería pesada la constituían los hetairoi o compañeros formados en escuadrones ilai de 256 jinetes con casco beocio, coraza de bronce o linotorax, equipados con xyston o lanza de 3,80 m y una espada. Los compañeros formaban la unidad élite de caballería aristocrática macedonia, siendo el principal elemento ofensivo de Alejandro. En batalla los compañeros se formaban a la derecha de los hypspistas; los 9 escuadrones en el orden del día con el escuadrón real de 300 jinetes tomando el lugar de honor en la línea bajo el mando de Clito cuyo deber era el de proteger al rey en batalla, a su izquierda se formaban los otros compañeros en 8 escuadrones de 256 compañeros subdivididos en 4 unidades de 64 jinetes bajo el mando de Filotas. La infantería macedonia actuaba de "yunque", mientras que la caballería era el "martillo" que azotaba al enemigo. En frente de los compañeros se formaban los arqueros y agrianos y protegiendo su flanco derecho los prodromoi y demás caballería ligera.

El denominado "Sarcófago de Alejandro Magno"

La caballería aliada tesaliana servía también como caballería pesada, armada y equipada como los compañeros, presuntamente la mejor caballería de toda Grecia y cuyo deber era proteger el flanco izquierdo de la falange macedonia. El escuadrón de Farsalia le servía de guardia a Parmenio. Al principio de la campaña había 1.800 jinetes tesalios.

Estos a su vez eran suplementados por el resto de la caballería pesada griega, este contingente aliado era parte de la fuerza con que contribuyó la Liga Helénica al ejército macedonio y que además servían de rehenes para el buen comportamiento de sus respectivas ciudades.

La caballería ligera consistía de los prodromoi o exploradores con casco beocio y sin más armadura, cuyo deber era el de reconocer el territorio enemigo que el ejército atravesaría, y en batalla se formaban a la derecha de los compañeros, usaban la sarissa o pica de los falangistas pero podían ser rearmados con jabalinas para reconocimiento y exploración.

Los prodromoi a su vez eran suplementados por la caballería tracia, odrisios y paionios en su mayoría, armados y equipados con casco tracio o en caso de los paionios con casco ático sin más armadura y blandiendo lanza y espada.

Alejandro y Egipto

La cultura del antiguo Egipto impresionó a Alejandro desde los primeros días de su estancia en este país. Los grandes vestigios que él veía por doquier le cautivaron hasta el punto que quiso faraonizarse como aquellos reyes casi míticos. La Historia del Arte nos ha dejado testimonio de estos hechos y apetencias. En Karnak existe un relieve donde se ve a Alejandro haciendo las ofrendas al dios Amón, como lo hace un converso. Viste la indumentaria faraónica:

* Klaft faraónico (el manto que cubre la cabeza y va por detrás de las orejas, clásico del antiguo Egipto), más la corona Doble, roja y blanca, que se sostiene en equilibrio inestable.

* Cola litúrgica de chacal, que con el tiempo se transformó en "cola de vaca".

* Ofrenda en cuatro vasos como símbolo para indicar "cantidad", "repetición", "abundancia" y "multiplicación".

Alejandro Magno murió a la edad de 32 años, tras caer enfermo en la fiesta de su amigo Medio. Las teorías que apuntan a la muerte por ingestión de alcohol no se sostienen, ya que según las fuentes Alejandro ya se encontraba algo indispuesto al acudir a la velada: el vino, ingerido íntegramente de su copa de Hércules según era tradición en Macedonia (véase cántharus), no hizo más que agravar su malestar, pero no lo causó.

Desde entonces abundan las hipótesis sobre su muerte. Teorías actuales señalan como causa a la enfermedad vírica conocida como fiebre del Nilo. Otros apuntan a la malaria, derivada en leucemia. Según algunos, pudo tratarse de un envenenamiento por parte de sus generales para apoderarse del Imperio, y señalan como principales sospechosos a Casandro y su copero Yolas, quienes supuestamente le administraron un veneno en forma de agua putrefacta de los pantanos cercanos a Babilonia. Otras teorías apuntan a que fue Aristóteles, el antiguo tutor de Alejandro, quien les facilitó el veneno en venganza por el asesinato de su sobrino Calístenes. Sin embargo, la mayoría de los historiadores descartan la hipótesis del envenenamiento. Según R. L. Fox, no existía un veneno capaz de prolongar sus efectos durante más de una semana, ni los autores del crimen querrían arriesgarse durante tanto tiempo.

Después de Alejandro

A la muerte de Alejandro quedaron ciertos personajes como familiares y herederos como su madre Olimpia, su esposa Roxana, su hijo Alejandro, su amante Barsine y su hijo Heracles, personajes que fueron víctimas mortales del odio del despiadado y ambicioso Casandro, su sucesor en el poder, y su probable asesino, asunto éste que, según ciertos historiadores, no se debe juzgar con la óptica actual sino con la de aquellos tiempos.

Dichos personajes eran: Filipo Arrideo, (que llegó a ser por poco tiempo Filipo III de Macedonia), hijo de Filipo II y hermanastro de Alejandro, más su esposa Eurídice (joven macedonia, mandada asesinar por Olimpia de Epiro después de la muerte de Filipo Arrideo). Roxana, princesa bactriano-persa viuda de Alejandro, embarazada; fue su última esposa, mandada asesinar por Casandro. Más tarde nació su hijo llamado también Alejandro, que llegó a ser Alejandro IV por poco tiempo, pues a los trece años fue también asesinado por orden de Casandro. Había asimismo dos viudas más de Alejandro, hijas del rey Darío, Barsine-Estatira (su primera esposa con quien concibió un hijo, cuyo embarazo no llegó a término) y su hermana Parisatis. Aquí ocurre una paradoja, pues la primera mujer con la que Alejandro mantuvo una relación se llamó también Barsine. Era esposa de Memnón de Rodas, mercenario griego que luchaba por Darío. Se dice que tuvo al primogénito de Alejandro, Heracles, aunque muchos argumentan que se trataba de una argucia para conseguir poder y que Heracles no era vástago del Magno. De todas formas, tanto ella como su hijo fueron mandados asesinar por Casandro en el 309 adC.

En el transcurso de unos pocos años, no quedó ningún miembro de la familia de Alejandro Magno. El reino también sufrió grandes divisiones a causa de disputas entre los generales más cercanos a Alejandro, muchos trataron de mantener el imperio unido pero bajo su mando, lo que generó una sucesión de batallas y campañas que derivaron en la división en varios reinos independientes que fundaron sus dinastías.

* Dinastía Ptolemaica: Ptolomeo estuvo desde un primer momento en Egipto y se mantuvo aislado y estable desde el principio.

* Dinastía Antigónida: con centro en Macedonia y con el hijo de Antígono Monoftalmo, Demterio como rey, esta dinastía conquistó su reino a Casandro y ocupó también Grecia.

* Dinastía Seleúcida: Con base en Babilonia y Siria, Seleuco dominó después un territorio más amplio, ya que se adueñó de Asia que estaba en poder de Antígono.

Lisímaco obtuvo Tracia y Asia Menor pero no logró una sucesión.

Matrimonios y sexualidad de Alejandro

Generalmente se considera que el apego emocional más grande que tuvo Alejandro fue por su compañero, comandante de caballería y posible amante, Hefestión. Probablemente fueron amigos desde la niñez, dado que Hefestión también recibió educación en la corte del padre de Alejandro. Hefestión hace su aparición en la historia en el momento en que alcanza Troya. Allí ambos amigos hacen sacrificios en los altares de los héroes de la Ilíada; Alejandro honrando a Aquiles y Hefestión a Patroclo. Como Aeliano (o Eliano) en su Varia Historia (12,7) afirma: “De esa manera Alejandro implicó que él (Hefestión) era su objeto de amor, como Patroclo lo fue de Aquiles.”

Muchos discutieron su sexualidad ambivalente. La carta 24 atribuida a Diógenes de Sinope —aunque escrita en el primer o segundo siglo de nuestra era, y reflejando probablemente los chismes de los días de Alejandro— expresa que amonestó a Alejandro diciendo “Si quieres ser hermoso y bueno (kalos kai agathos), arroja ese trapo que tienes sobre tu cabeza y ven con nosotros. Pero no serás capaz de hacerlo, dado que estás dominado por los muslos de Hefestión.” Y Curcio relata que “Alejandro despreciaba los placeres sensuales a tal grado que su madre estaba ansiosa por temor de que éste no le dejase descendencia.” Para agudizar su apetito por las mujeres el rey Filipo (quien ya había reprochado a su hijo por cantar en voz demasiado aguda), junto a su madre Olimpia, trajo a una costosa cortesana llamada Kallixeina. Pero no todos los antiguos pensaban igual. Eumenes (370-265) afirmaba que Alejandro “no se sentía a gusto con el sexo".

Posteriormente, a lo largo de su vida, Alejandro se casó con varias princesas de los anteriores territorios persas: Roxana de Bactriana, Estateira, hija de Dario III, y Parysatis, hija de Oco. Alejandro fue padre de al menos dos niños: Heracles, nacido en el 327 adC de su concubina Barsine, hija del sátrapa Artabazo II de Frigia Helespóntica, y Alejandro IV de Macedonia, de Roxana, en el 323 adC.

Curcio mantiene que Alejandro también tomó como amante a "Bagoas, un eunuco de excepcional belleza y en la flor de su juventud, con el cual Darío había intimado y con el cual Alejandro luego intimaría"[45] (en la antigüedad los eunucos solían ser emasculados sólo de las gónadas). Eumenes escribe que, antes de aventurarse aún más al Este, Alejandro instaló a Bagoas en una villa en las afueras de Babilonia y requirió a todos sus oficiales y cortesanos —ya fuesen griegos o persas— a rendirle honores (esto es, a presentarle costosos regalos). El favor de Alejandro por Bagoas es también obvio con el subsiguiente nombramiento de éste como uno de los trierarcas, quienes eran hombres de carácter que supervisaban y financiaban la construcción de barcos para el viaje de regreso a la patria. Su relación parece haber sido bien conocida entre sus tropas, ya que Plutarco relata un episodio (también mencionado por Athenaios y Dicaearco) durante unos festejos cuando regresaban de la India, en los cuales sus hombres clamaban a Alejandro que besase abiertamente a Bagoas, accediendo a esta solicitud. Cualquiera que fuese su relación con Bagoas, no fue impedimento para que éste tuviese relaciones con su reina: seis meses después de la muerte de Alejandro, Roxana dio a luz a su hijo y heredero Alejandro IV. Además de Bagoas, Curcio menciona otro amante de Alejandro, Euxenippos, “cuya joven belleza lo llenaba de entusiasmo”.[46]

La cuestión de si Alejandro fue homosexual, bisexual o incluso transformista (durante las fiestas ocasionalmente se vestía con el vestido plateado de Atenea), tomando para ello su significado moderno, es controvertida.

Recientemente, muchos griegos han expresado indignación ante tales sugerencias en relación con su héroe nacional. Ellos argumentan que los relatos históricos que describen las relaciones sexuales de Alejandro con Hefestión y Bagoas fueron escritos siglos después de los hechos, y que de ese modo nunca puede establecerse cuál fue la relación “real” con sus acompañantes masculinos. Otros argumentan que lo mismo puede ser dicho respecto de toda la información disponible acerca de Alejandro Magno.

Tales debates, de todos modos, son considerados anacronismos por los eruditos en ese período, quienes señalan que el concepto de homosexualidad no existía en la Antigüedad: la atracción sexual entre hombres era vista como normal y parte universal de la naturaleza humana, ya que el hombre era atraído hacia la belleza, que era un atributo de la juventud, independientemente del sexo. Si la vida amorosa de Alejandro fue transgresora lo fue no por su amor hacia jóvenes bellos, sino por su relación con hombres de su propia edad en un tiempo en el que el modelo estándar del amor masculino era el que relacionaba hombres mayores con otros mucho más jóvenes.

martes, 6 de mayo de 2008

ISABEL LA CATOLICA


Biografía

Isabel de Trastámara nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) el 22 de abril, Jueves Santo, de 1451. Fue hija de Juan II de Castilla y de su segunda mujer, Isabel de Portugal (1428-1496). Dos años después, en Tordesillas, nacería su hermano Alfonso. Con anterioridad, y fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón, había nacido Enrique, hermano de padre de Isabel, que ocuparía el trono en 1454 y sería conocido como Enrique IV el Impotente.

A la muerte de su padre en 1454, se retiró con su madre y su hermano Alfonso a la villa de Arévalo, donde vería los ataques de locura de su madre Isabel. En esta adversidad Isabel se fortaleció con lecturas evangélicas y libros de piedad. También le ayudó su amistad con Santa Beatriz de Silva (1424 - 1491), a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas.

En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, lugar donde se emplazaba la Corte, por estar cercano el nacimiento de la hija de los reyes, doña Juana de Castilla. Pronto, se la apodó Juana la Beltraneja pues, según los rumores de la época, era hija de la reina, doña Juana de Portugal, y de Beltrán de la Cueva.

Los nobles, ansiosos de poder, enfrentaron a su hermano Alfonso con su hermanastro el rey Enrique, deponiéndolo en la "Farsa de Ávila". En 1468, su hermano Alfonso murió, al parecer, envenenado, en Cardeñosa. En un principio, se pensó que fue víctima de la peste, pero el médico que examinó el cadáver no encontró ningún indicio de tal enfermedad.

A pesar de las presiones de los nobles, ella rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de Princesa de Asturias, en una ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la Concordia de Guisando. Se dice que don Andrés de Cabrera, tesorero real, dijo al rey: "la virtud y la modestia de la infanta nos obligan a esperar que no tendrá más voluntad que la vuestra, ni alentará la ambición de los Grandes, pues no hubiese rehusado el título de Reina que la ofrecían contentándose con el de Princesa que, a su entender, le pertenece". Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de su sobrina y ahijada de bautismo, Juana la Beltraneja, a quien no se consideraba legitimada para ocupar el trono, por las dudas que había sobre su paternidad.

A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte beneficios.

Acuerdos matrimoniales

Ya desde los tres años, Isabel había estado comprometida con Fernando, hijo de Juan II de Aragón.

Sin embargo, Enrique IV rompió, seis años más tarde, este acuerdo para comprometerla con Carlos, príncipe de Viana. El matrimonio no llegó a consolidarse, por la férrea oposición de Juan II de Aragón.

También fueron infructuosos los intentos de Enrique IV por desposar a su hermana Isabel con el rey Alfonso V de Portugal. En 1464, logró reunirlos a ambos en el Monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, debido a la diferencia de edad entre ambos.

Más tarde, cuando contaba 16 años, Isabel fue comprometida con don Pedro Girón, Maestre de Calatrava y hermano de don Juan Pacheco. Isabel rogó al cielo para que no llegaran a celebrarse los esponsales con este varón de 43 años. Don Pedro murió de un ataque de apendicitis, mientras realizaba el trayecto para encontrarse con su prometida.

El 18 de septiembre de 1468, Isabel fue proclamada Princesa de Asturias, por medio de la Concordia de los Toros de Guisando, revocando Enrique IV de este modo, el anterior nombramiento de su hija Juana. Tras la ceremonia, Isabel pasó a vivir en Ocaña, en contacto estrecho con la Corte. Enrique IV convino el enlace entre Isabel y el rey Alfonso V de Portugal, ya que en el Tratado de los Toros de Guisando se había acordado que el matrimonio de Isabel debía celebrarse con la aprobación del monarca castellano. La propuesta entrañaba una trampa para casar a su hija Juana con Juan II de Portugal, hijo de Alfonso V de Portugal. De esta manera, Isabel sería trasladada al reino vecino y, a la muerte de su esposo, el trono de Portugal y de Castilla pasarían a Juan II de Portugal y su esposa, Juana la Beltraneja.

Ante la negativa de Isabel, el rey trató de que se desposara con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia; pretendía emparentarla con Francia y alejarla así del trono de Castilla y León. De nuevo Isabel se negó. El monarca francés, entonces, pidió la mano de Juana para su hermano, el duque de Guyena. La boda se realizó en Medina del Campo, (1470).

Juan II de Aragón, mientras, trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando. Isabel consideró que era el mejor candidato para esposo, pero había un problema legal para contraer matrimonio: eran primos (sus abuelos, Fernando de Antequera y Enrique III, eran hermanos). Necesitaban, por tanto, una bula papal que les exonerara de esta consanguineidad. El Papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría traerle (al atraerse las antipatías de los reinos de Castilla, Portugal y Francia, interesados todos ellos en desposar a la princesa Isabel con otro pretendiente).

Sin embargo, el Papa era proclive a esta unión conyugal, por atraerse a la princesa Isabel, una mujer de marcardo carácter religioso, debido a la amenaza que representaban los árabes a sus Estados Pontificios. Por ese motivo, ordenó a don Rodrigo Borgia dirigirse a España como legado papal para facilitar este enlace.

Los escrúpulos de Isabel para contraer matrimonio sin contar con la autorización papal impedían realizar la ceremonia. Finalmente, con la connivencia de don Rodrigo Borgia, los novios presentaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en el que se le permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado. El 1 de diciembre de 1471 el Papa Sixto IV resolvió las dudas sobre la legalidad canónica de este enlace, por medio de la Bula de Simancas, que dispensaba de consanguinidad a los príncipes Isabel y Fernando.

Isabel aceptó y se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Cervera, el 7 de enero de 1469. Ante el temor de que Enrique IV abortara estos planes, en el mes de mayo de 1469 y con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, Isabel escapó de Ocaña, donde era custodiada estrechamente por don Juan Pacheco. Por su parte, Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de unos comerciantes.

Finalmente el 19 de octubre de 1469 contrajó matrimonio en el Palacio de los Vivero de Valladolid con Fernando, rey de Sicilia y Príncipe de Gerona. Esto le valió el enfrentamiento con su hermanastro, que llegó a paralizar la bula papal de dispensa por parentesco entre Isabel y Fernando. Finalmente, el 1 de diciembre de 1471, Sixto IV emitió la Bula que dispensaba al matrimonio de sus lazos de consanguinidad.

Descendencia

El matrimonio tuvo 6 hijos:

* Isabel (1 de octubre de 1470 – 1498), Princesa de Asturias (1497–1498), contrajo matrimonio con el Infante Alfonso de Portugal, pero a su muerte contrajo matrimonio con el primo del fallecido, Manuel, que sería rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado, murió en el parto de su hijo Miguel de Paz.

* Juan (30 de junio de 1478 – 1497), Príncipe de Asturias (1478–1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del emperador germánico Maximiliano I de Habsburgo), murió de tuberculosis poco después. Tuvo un hijo póstumo que nació muerto. Margarita se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro Carlos V.

* Juana la Loca (6 de noviembre de 1479 – 1555), Princesa de Asturias (1500–1504), Reina de Castilla (1504–1555) con el nombre de Juana I. En 1486, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. En 1500, fue por segunda vez madre de su primer hijo varón, Carlos V quien la sucedería y sería también Emperador de Sacro Imperio Romano Germánico. En 1503, dio a luz a Fernando, sucesor de Carlos V y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Murió recluida por su hijo Carlos en Tordesillas.

* María (29 de junio de 1482 – 1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.

* Catalina (12 de diciembre de 1485 – 1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII, por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra, fue madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.

* Pedro de Embasaguas (1488 – 1490), el «Infante», falleció a poco de nacido.

Llegó al trono tras vencer en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480), enfrentándose con los partidarios de su sobrina Juana.

Véase también: Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla

Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando. Desde el Alcázar de Segovia se dirigió a la Iglesia de San Miguel, contigua a la plaza mayor. Tras jurar por Dios, por la Cruz y por los Evangelios, que sería obediente a los mandamientos de la Santa Iglesia, le juraron lealtad. Luego, entró en el interior del templo, portando el pendón de Castilla y abrazada a sus pliegues.

Fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo.

Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón y a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la corte y los científicos; una leyenda dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América. Realmente fue un grupo de mercaderes, los mismos que financiaron la visita de Fernando de Aragón para casarla. Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes. Por último, la anexión de Navarra (1512), (ya muerta la reina) significó el origen del futuro Reino de las Españas.

Firmó con Portugal el Tratado de Tordesillas (1494), un tratado de objetivos modestos (se trataba de repartirse zonas de pesca y navegación con los portugueses: aun no se conocía la importancia del viaje de Colón) pero que, en años posteriores, tuvo como resultado que Castilla y Portugal se repartieron el mundo. Por deseo de los comerciantes urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho más seguras para el comercio y la economía.

Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).

Estos hechos, movidos tanto por interés político como religioso, fueron muy importantes y dieron un giro a lo que había sido hasta entonces una parte de la península dividida en varios reinos (por entonces, los portugueses se consideraban también parte de España, al cabo la península completa era la Hispania romana, de modo que los Reyes Católicos nunca tomaron el título de reyes de España) y cambiaron el curso de la historia en toda Europa.

Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por razones puramente políticas, Fernando recibió el título de Rey Católico otorgado por el Papa Alejandro VI, que la historia y la costumbre han extendido a su mujer, Isabel I de Castilla.

Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella, lo que valió que los cronistas de la época realizaran una similitud entre la virtuosa reina y la Virgen María en sus Dolores. La muerte de su querido hijo y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su adorada primogénita y su nieto Miguel (que iba a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal), la locura de Juana (que la desafió abiertamente en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el Hermoso y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés la sumieron en una profunda tristeza que hizo que vistiera de luto íntegro. Su espiritualidad recia deja constancia en lo que dijo al conocer la triste noticia del fallecimiento de su hijo: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre".

Muerte

Recluida en Medina del Campo, cuando enfermó de un cáncer de útero que la llevó a la tumba, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, bien segura de próximo fin. Consciente pidió la Unción de los Enfermos y el Santísimo Sacramento, que recibió con singular piedad.

Tras su fallecimiento, un poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504 en el Palacio Real de Medina del Campo (Valladolid), su esposo accedió al trono de Castilla reinando bajo el nombre de Fernando II de Aragón y V de Castilla.

Primeramente fue inhumada en San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre de 1504, en una sencilla sepultura según su deseo. Actualmente Isabel I está enterrada en la Capilla Real de Granada en un fastuoso sepulcro construido por su nieto, Carlos I (que fue profanado durante la Invasión Francesa), junto a su marido Fernando el Católico, su hija Juana I y el marido de ésta Felipe I. También se enterró allí su nieto Miguel, que falleció a los 2 años de edad, hijo del rey Manuel I de Portugal y su hija Isabel. En el museo de la Capilla Real, se encuentra la corona y el cetro de la reina.

Testamento y sucesión

El testamento original de la reina se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Una copia se envió al monasterio de Santa Isabel de la Alhambra de Granada. Y otro, a la catedral de Toledo, aunque desde 1575 pasó al Archivo General de Simancas.

En él, dejó dicho que sus sucesores debían esforzarse en conquistar para el cristianismo el Norte de África (otra hubiera sido la historia), siguiendo la reconquista peninsular, pero el descubrimiento de América hizo que los esfuerzos de los reinos castellanos se alejasen de ese objetivo.

Su empeño como defensora de la igualdad de sus súbditos americanos con los del Viejo Mundo, le han ganado el título de Precursora de los Derechos Humanos por importantes historiadores (ello a pesar de haber decretado en Castilla la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión, Decreto de Granada, y más tarde, empujada por su marido y por el papado, a romper Las Capitulaciones de Granada, pactadas con Boabdil, y obligar a la conversión a los musulmanes).

A su muerte le sucedió la hija de ambos Juana, pero por poco tiempo, ya que fue declarada incapaz de reinar por "locura" y pasando el reino, primero al marido de ésta (Felipe I el Hermoso) y muy pronto al hijo de este matrimonio, y nieto de los Reyes Católicos, Carlos I.

Su supuesta vida de santidad y la beatitud de sus escritos, han hecho plantearse en numerosas ocasiones su posible beatificación y canonización por la Iglesia Católica, de la que era fiel y amante hija. Iniciado en 1958 el proceso por la Archidiócesis de Valladolid, todo el episcopado español e hispanoamericano se muestra favorable, encabezados por los cardenales Rouco y Cañizares (que con grandes eventos y misas conmemoraron el Quinto Centenario de su muerte). Los principales opositores son los fieles de confesión mosaica (que contaban con la sensibilidad del anterior pontífice) y los que ven en ella a la figura mitificada del Franquismo. Uno de los entusiastas de la beatificación es el Presidente de la Real Academia de Historia Española. Solo el tiempo dirá si Roma permitirá venerarla como "Santa Isabel I, Reina".